Annanké Interiorismo

¿Luz cálida o luz fría?

Esta es una de las preguntas que más frecuentemente nos hacen. Y la respuesta, aunque parece simple, tiene un largo para qué. Aquí te lo contamos todo.

Empecemos por decir que la iluminación es de las partes más importantes de cualquier diseño. Cómo bien dicen en inglés, “it can make it or break it”, lo que significa que puede hacer que todo quede bien o puede destrozar hasta el espacio con la mejor distribución y mobiliario existente. Si la iluminación no está bien pensada ni bien ejecutada puede arruinar cualquier ambiente, mientras que, sí está pensada y diseñada, hace que un espacio simple o sin más, tenga mucho más encanto.

Todo esto lo hemos mencionado en posts anteriores, pero ahora a la pregunta que nos concierne, ¿Qué es mejor, luz cálida o luz fría? depende de para que se use la luz. Te lo explicamos.

Se puede decir que hay dos tipos de temperatura de luz (generalizando mucho) luz cálida y luz fría, sin embargo, hay todo un espectro. De hecho, para medir la temperatura de color de la luz se usan los grados Kelvin, para ser exactos. Los grados Kelvin miden la temperatura del color, y por tanto, miden el color mismo de la luz. Cuando la temperatura de color de una fuente de luz es fría, quiere decir que la luz tiene una tonalidad fría, que se traduce en un color un poco azul o morado (imagina la luz de los hospitales, o un laboratorio), mientras que si la luz es cálida, quiere decir que tiene un color casi amarillento o anaranjado (luz de ambiente en un restaurante romántico por ejemplo, o el color de luz que da el fuego de una vela).

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Ahora, volviendo al los grados Kelvin, la temperatura del de la luz se mide en miles, lo normal es medirla del 1.000 al 10.000, dónde 1.000 es muy cálido, 10.000 es muy frío y 5.000 es una temperatura neutra, lo que solemos llamar luz blanca. Ahora, la luz natural del sol, es considerada una fuente de luz con temperatura neutra o luz blanca, y dependiendo de si hace un día caluroso, despejado o nublado, puede estar entre los 4.000 a 6.000 grados Kelvin.

Saber estas diferencias es importante, no sólo para poder usar las luminarias correctas en cada espacio, sino para poder conseguir las sensaciones que queremos en cada espacio.

Por ejemplo, la luz fría es la mejor para usar en espacios donde se necesita mucha claridad visual para hacer un trabajo, como en el consultorio de un dentista, un hospital, una biblioteca o un salón de clases. En este tipo de espacios, además de tener una iluminación con lúmenes abundantes se necesita de una iluminación en el espectro frío. Mientras que para un espacio como un restaurante, cafetería, el salón de casa o un dormitorio, lo mejor será hacer uso de una iluminación en el espectro cálido.

Ahora, para esos espacios en los que a veces se trabaja (y se necesita claridad visual) pero no queremos que sean fríos, como la cocina de casa, un espacio de teletrabajo en casa, baños en general o para iluminar un espacio en casa de manera general para poder ver por las noches, lo más recomendado es usar una temperatura de color neutra, la conocida como luz blanca.

Así, podemos jugar con las diferentes temperaturas de color en las fuentes de luz que usamos en los espacios.

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